sábado, 26 de junio de 2010

LOS NIÑOS DEL CAMPO

Los niños del campo parecieran ser más dóciles que los de la ciudad, más tranquilos, con menos alas, y pienso es porque aún no han sido intoxicados por la contaminación ambiental, ni visual, ni con tanta diarrea oral que hay en la ciudad, me recuerdan los tiempos del edén con los Adanes y las Evas, cuando todos vivían sin pensamientos corruptos, hasta que mordieron la manzana, la manzana del conocimiento, de la perdición, el conocimiento acarrea una gran responsabilidad de saberlo utilizar para bien y no para convertirse en un pequeño monstruo odiado, o como les apodan: Mundo Malo, Balín y otros; justo como pasa en los colegios de la ciudad y ¿Por qué no decirlo? Hasta en los colegios principales de los municipios.


Eso si, el niño de campo puede llegar a ser más necio dentro de los niveles permitidos en la infancia, esto es debido a que no tiene dispuesto un mundo de conocimientos que sacien su curiosidad, entonces deben ocupar su mente, su energía en otras cosas, como por ejemplo Jugar, o cualquier otra que no implique hacer tareas jajajaja a no ser que pueda aprender jugando o jugar aprendiendo.




El niño del campo es una persona inocente que ve las cosas a su manera, influenciados por el aire, las montañas, la calma, los comportamientos animales (Desde la inocencia claro está), los juegos que les enseñaron sus padres y maestros, (Juegos que han pasado de generación en generación, en veredas, municipios y capitales); verlos y entenderlos es conocer al humano en sus fases iniciales de formación sin elementos perturbadores, sus ojos aún brillan y están sedientos de conocimiento, pero conocimiento que les interese conocer, que describa su entorno.

 

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